Erasmo de Rotterdam
        [955] (1467-1536)

 
   
 

    Escritor y pensador renacentista, que influyó grandemente en muchos autores de su tiempo por su postura ambigua en las polémicas religiosas protestantes, por la belleza de su estilo, por la agudeza de su ingenio y por la mordaz crítica a los abusos de la autoridad. Sin llegar a condenas que le enemistaran con los poderosos, supo sem­brar inquietudes, adhesiones o temores.
    Se llamaba Geert Geertsz y nació en Gonda, cerca de Rotterdam, hacia 1467. Murió en Basilea en 1536. Quedó huérfa­no a los 14 años. Entró como agustino en Steyn, cerca de Guda. Se ordenó sacerdote en 1492. Julio II le dispensó luego de los votos. Viajó a París y a Inglaterra. Tuvo amistad personal y literaria con Juan Colet y Tomás Moro. En Italia se relacionó con Aldo Manucio, dedicado entonces a divulgar, mediante la imprenta, los clásicos griegos y latinos. Vivió en Roma un tiempo y se rela­cionó con diversos personajes. Se doctoró en Teología por la universidad de Turín. Luego enseñó Teología en Cambridge.
    Fue consejero de Carlos V, lo que le valió una pensión generosa para poder llevar una vida desahogada. En 1521 se estableció en Basilea donde imprimió sus obras.
    Erudito y sagaz, fue crítico con la ingenuidad y tolerante con las interpreta­ciones subjetivas de los reformadores. Se mantuvo con equilibrio, no exento de egoísmo e interés. Defendía una reforma gradual y pacífica de la Iglesia pero rechazaba la ruptura. Como humanista, creía en el hombre, no en la guerra ni militar ni religiosa.
    A Tomás Moro dedicó el más popular de sus libros, "El Elogio de la locura", sátira contrra las costumbres retrógradas y cántico de defensa de la libertad. Gran conocedor del pensamiento de Lutero, mantuvo debates con él sobre sus ideas religiosas. Escribió contra él "Sobre el libre albedrío": Lutero le respondió con un escrito: "Sobre el albedrío esclavo".
    Sus obras fueron para muchos objetos de sospecha. Se incrementó esa descon­fianza cuando tradujo y publicó directamente del griego el "Nuevo Testamento" en 1516.
    Entre sus otras obras cabe recordar "Adagios" (1500), "Manual del caballero cristiano (1502)" "Doctrina del príncipe cristiano" (1516), dedicada a Carlos V, "Coloquios" (1518), "El ciceroniano" (1527) y "Sobre la pureza de la Iglesia cristiana" (1536).
    Su estilo arrogante, su visión clarividente y su talante liberal y astuto quedó sobre todo en su abundante "Correspon­dencia".